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Google en tiempos difíciles

Publicado: 2010-08-10

Google dio de baja a Wave. Hace un año fue la plataforma más esperada y comentada y deseada en el escenario de Internet. Antes de su lanzamiento estaba en el boca a boca de la gente, en el tema de conversación de los usuarios de a pie y geeks y hackers. ¿Cómo sería el correo si lo inventaran hoy? Como Google Wave decían. Si uno ingresaba a la página web tras el pre-lanzamiento, se estrellaba frente al video promoción de más de una hora que parecía a la vez un documental manual - making off. Que Google se tomara semejante tiempo para mostrarnos su nuevo juguete significaba que Wave debía ser tan revolucionario como infinito. Centenares de funciones y herramientas. Un paladar insaciable que habría de mantenernos escribiendo correos, subiendo fotos y compartiendo archivos como nunca antes lo habíamos hecho. ¿Y qué pasó entonces? Nada. Fue como el paso del cometa Halley, imponente y luminoso, fugaz e irrepetible. La cola brillante de Google Wave se dejó ver por unos meses y luego desapareció del campo visual de la raza humana.

Esta semana Google decidió cerrar Google Wave. Urs Hölze, vicepresidente de Google, anunció que si bien nunca supieron cuál era la finalidad del servicio, sabían que tenían una plataforma multiservicios que comprendía todas las funciones y toda la tecnología con que la compañía venía trabajando hasta ese entonces. Eric Schmidt fue más claro al respecto y señaló que el uso de Wave estaba destinado a uno más profesional. Me resisto a creerlo. Lo que sorprende, y quizá moleste a algunos, fue la excusa que dio tras el fracaso de Wave, el hincapié de que "la gente no está preparada para la tecnología que se avecina". Wave, se entiende, empleaba una tecnología revolucionaria e innovadora que al usuario de hoy le era imposible entender y apropiarse de ella.

Pero más allá de la torpe excusa de Schmidt para culparnos (a nosotros, lo usuarios) del fracaso de Wave, ese cometa Halley que se fue porque nunca supimos atraparlo a tiempo (precisamente, Schmidt, era un cometa demasiado grande y demasiado lejano como para traerlo a Tierra), llama la atención cómo la compañía está afrontando sus últimos fracasos. No es de sorprender. Una compañía como esta, de inicio demoledor y éxitos rotundos, no está acostumbrada a los errores de cálculo. Y ahora corren tiempos difíciles. Muy difíciles. Ahora los proyectos se truncan al año y Google Wave es uno más que se suma a la lista negra: Nexus One ya está allí y posiblemente Google Buzz entrará dentro de poco.

La actual política de Google es autodestructiva e implacable. Los proyectos que no obtienen escalabilidad inmediata se cierran. El objetivo es obtener un pez gordo (millones de usuarios) en el menor tiempo posible; si una carnada no funciona, se la saca del mar y se la reemplaza por otra. Es una política muy osada dentro del escenario actual. Y es que Google parece desesperado por obtener resultados inmediatos con tal de no perder la amplia cuota de mercado que ha obtenido hasta hoy. Sin embargo, no puede pasarse estrenando megaproyectos y acabándolos al año siguiente como quien juega la lotería. ¿Acaso se imaginan cerrando Gmail al año de su lanzamiento porque Yahoo y Hotmail mantenían la mayor cuota de usuarios?

Google ha perdido paciencia y buen tino. Ya no es el certero francotirador de inicios de los 2000, ha perdido recursos humanos (varios mudados a Facebook) y encima ya no es visto como la empresa abierta y ejemplar a seguir. Ahora la frase "Dont be evil"  va transmutando y convirtiéndose en una carga pesada.

En tiempos difíciles, lo malvado surge.

Hoy, por ejemplo, The New York Times acaba de publicar una nota sobre el posible acuerdo entre Google y Verizon. Un acuerdo que violaría la neutralidad de red y privilegiaría los contenidos de acuerdo al operador  con el que uno esté suscrito. El acuerdo permitiría a Verizon acelerar la información de ciertos contenidos a los usuarios que pagan por ello. Hasta ahora, todos los paquetes de datos se transfieren a la misma velocidad y sin privilegiar a ninguno de los participantes en la red. Para Josh Silver de Huffington Post, el asunto marca el inicio del fin de la Internet como la conocemos hasta ahora. Al caerse abajo la neutralidad de red se acabaría el potencial revolucionario que permitía a cualquier website actuar como una televisión o radio. Todos los contenidos, videos, audios y teléfonos serían traídos a través de convenios con los operadores de internet y estancaría la apertura digital y las posibilidades de los pequeños y medianos actores en la red. Google ha replicado al mediodía el informe con un tweet  en el que señala que The New York Times está equivocado y que ellos abogan por una Internet abierta.

Más allá de eso, lo cierto es que corren tiempos difíciles para Google.

Dont be evil, dice el lema de Google.

Y es verdad.

No seas malvado, a menos que corran tiempos difíciles.


Escrito por

Edwin Chávez

(Post)estructuralista, narrador sci-fi, cuentista metaliterario, pixel-prototipeador, {css: lover}, poeta [01]nario.


Publicado en

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